Compartimos desafíos en Uruguay: incorporar jóvenes y capacitarlos en autogestión

El presidente de FEDECABA y secretario de Relaciones Internacionales, Hugo Cabrera, expuso en el IV Encuentro de Trabajo Asociado, durante la Cuarta Cumbre Cooperativa de las Américas. Analizó la situación nacional y regional y realizó una cronología para ver cómo llegó este presente y qué rol puede tener hoy la juventud. Destacó, una vez más, la necesidad de hacer llegar los debates a los compañeros que, durante la jornada, se quedaron trabajando en las empresas autogestionadas.
En el marco del IV encuentro de Trabajo Asociado, impulsado por la Organización Internacional de las cooperativas en la industria y los servicios (CICOPA), el presidente de FEDECABA contó la experiencia de la Cooperativa Obrera Gráfica Campichuelo, de la cual es fundador. También se refirió a la importancia de la juventud y de la capacitación cooperativa.
Por otra parte, hizo un pormenorizado análisis de la situación que atraviesan las empresas recuperadas en Latinoamérica y Europa.
“Tengo una experiencia de 24 años en la cooperativa y tuvimos, durante los primeros años de la década del 90, muchísimas dificultades para funcionar. Durante gran parte de esa década, la pasamos plano, trabajábamos pocos días, pero teníamos la conciencia de que queríamos sostener la cooperativa porque tenía que ser para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Ese convencimiento nos daba la fortaleza para luchar y bancar ese momento. Hoy en Campichuelo trabajan nietos de los fundadores”, destacó Cabrera ante los cooperativistas de trabajo.
También hizo una detallada cronología desde el 2001, cuando la crisis que sacudió a la Argentina hizo que muchísimas cooperativas y pymes desaparecieran, pero simultáneamente surgió el movimiento de fábricas recuperadas que lo tuvo como protagonista. “Nos reuníamos con los compañeros en una empresa recuperada, el IMPA, donde formamos un movimiento de empresas recuperadas. Les decíamos a los compañeros que había una manera jurídica de poder conformarse como cooperativa, que podían autogestionar su empresa”, contó sobre la gestación. “También nos encontramos con otra realidad, con enfrentarnos al cómo se hace. Porque cuando se recupera una empresa se la tiene en malas condiciones. Hay que tener en cuenta que seguramente, el dueño antes de abandonarla la endeudó, la dejó sin capital y atrasada tecnológicamente. Entonces hay que ponerse a trabajar fuertemente y ahí es donde el Estado tiene que pensar si articula algún tipo de política para este sector que es un gran contenedor ya que, en Argentina hubo un alto grado de exclusión que este sector contuvo”.
Sobre el presente argentino y regional, Cabrera reiteró que el Estado debe ser un articulador de políticas para brindar la posibilidad de formar cooperativas o empresas autogestionadas, pero indicó que actualmente, los cargos políticos en Argentina están ocupados por CEO’s de grandes empresas.
Por eso, recordó que miembros del gabinete nacional son CEO’s de multinacionales como Shell y Monsanto, y propuso: “Una de las cuestiones centrales en estos tiempos es la conformación de formar redes solidarias que protejan las empresas sociales”. Para los trabajadores de otros países, destacó los casos de la Red Gráfica y la Textil.
La importancia de la juventud y la formación
“Se dio un ingreso muy importante pero no es fácil incluirlos en la mística de la autogestión. Se necesita formación. Y eso lo tenemos que hacer desde nuestro propio esfuerzo, porque no existe en el Estado la convicción de tener programas educativos que ayuden a esta formación, en este tipo de economía”, detalló como próximo desafío.
Tal como expuso Cabrera, el ingreso de jóvenes a Campichuelo fue lo que promovió el debate sobre el mercado: “Llegamos a una conclusión: la cooperativa, hacia adentro, iba a ser democrática, participativa, horizontal, solidaria, pero hacía afuera, tenía la necesidad imperiosa de salir a pelearle al mercado una porción del mismo. Y esa idea nos trajo aparejada la necesidad de reconvertir tecnológicamente la cooperativa para que sea competitiva. Eso hoy nos lleva a tener una posición un poco más fuerte, más allá de que tuvimos que bajar algunas horas de trabajo y de producción con esta crisis, pero estamos mucho más fuertes”.
Así, resulta fundamental profundizar los programas de trabajo solidario en cárceles, los cursos de la Fundación Campichuelo y la Federación Gráfica Bonaerense para formación profesional, y la apertura al barrio. “Apostamos a formar a los jóvenes en una sociedad distinta, donde no solo van a ir a trabajar para ganar dinero sino que hay otros valores. Esto lo hacemos permanentemente y necesitamos de mucha ayuda”, concluyó Hugo.