Cooperativismo social: el trabajo como inclusión necesaria

Más de 30 representantes de distintas cooperativas asistieron a una charla organizada por la C.N.C.T y la Red de Cooperativas Sociales, donde se debatió sobre el rol de la actividad, la ausencia de su figura en el marco jurídico y las diferencias en otras partes del mundo como Italia, país invitado a disertar.
En el marco de una charla Cooperativismo e Inclusión, trabajadorxs de distintas cooperativas asistieron el martes a la sede central de la C.N.C.T, ubicada en el barrio porteño de Monserrat, donde el Padre “Charly” Olivero, de la federación “Hogar de Cristo” y la italiana Mónica Poletto, presidenta de la entidad “Opere Sociali” en Milán, disertaron sobre el cooperativismo social y su implementación, dado que la Ley actual no reconoce esa rama dentro de la actividad, sino que solo se limita a una matriz organizativa de trabajo.
El padre Carlos Olivero, quien también integra la cooperativa AUPA, dedicada a brindar acompañamiento para tratar adicciones al paco, explicó cómo detectaron la importancia de la inclusión social, dentro de un esquema de trabajo colectivo: “Nosotros empezamos, hace muchos años, a tratar la irrupción de una de las drogas más letales del país en la villa 21-24, de Barracas. Vimos que el barrio, cariñoso y sensible al principio, fue mutando de humor social y entendimos que había que hacer algo. Decidimos, entonces, abrir un centro de día para la contención de personas con distintas problemáticas: desde adicciones y tuberculosis, hasta abandono y situación de calle. Pero a medida que pasaba el tiempo, y cada vez llegaban más chicos, empezamos a detectar una complejidad más aguda que no podíamos superar. No sólo había que cumplir una función asistencial con ellos, sino que pedían a gritos la reconstrucción del tejido social que tiene cualquier persona: amor, acompañamiento, progreso. Fue entonces que para reparar eso decidimos crear la cooperativa y emplear a los mismos chicos que se habían acercado por primera vez”. Olivero aseguró que, desde entonces, en los papeles figuran como una cooperativa de trabajo, pero en los hechos es social: “Los mismos pibes se sentían bien trabajando y desde el barrio empezaban a mirarlos de otra manera. Además, generaban una empatía que un profesional no conseguía al acercarse a los chicos que pasaron por lo mismo. La inserción a la comunidad, a través del trabajo, sirvió para que en otras villas se replique lo mismo y hoy tenemos una red de más de 90 centros. Por eso queremos insistir en que la Ley debe contemplar estas situaciones”.
Mónica Poletto, invitada especial y presidenta de una organización que nuclea diferentes cooperativas sociales y fundaciones, explicó que en Italia hubo un gran crecimiento de las entidades dedicadas a la inclusión social: “Nosotros trabajamos con cooperativas cuyo terreno es la marginalidad como la pobreza, las adicciones, los inmigrantes o la trata. En Italia fueron establecidas por Ley, que las define como agrupaciones que buscan el interés general de la comunidad, utilizando la integración de los ciudadanos a través diferentes servicios socio sanitarios y educativos. Pero no toda cooperativa social es también de trabajo. Están divididas por su fin, pero ambas tienen las mismas ventajas en cuanto a subsidios e impuestos. La social puede emplear a gente más desfavorecida, como personas con movilidad reducida o expacientes psiquiátricos”. Poletto, quien se está hospedando en la villa 21-24, resaltó la importancia de la unión para el fin social: “Al juntarnos con las organizaciones, dialogamos mucho sobre nuestros objetivos. Eso nos permite entender la potencialidad que tiene el cooperativismo en una realidad con tantas deficiencias sociales. Acá, el trabajo en la villa del padre Olivero es fantástico. Pero también dependerá de la sensibilidad que tenga el Estado con el tercer sector, ya que es el principal financiador”.
Mariana Pacheco, una de las organizadoras del evento e integrante de la cooperativa La Huella, que combina la salud comunitaria con inclusión laboral, comentó la importancia creciente que hay en el sector sobre lo social : “Desde que impulsamos hace un año la Red de Cooperativas Sociales, junto con FEDECABA, sumamos 15 emprendimientos en ámbitos de salud y situación de calle, también estamos en dos universidades nacionales y sumamos distintos representantes a lo largo del país como en Santa Fe, Paraná y Bariloche. Queremos crear un espacio para generar más cooperativas con este fin y que sean conformadas por personas que por su condición, no puedan acceder a un trabajo formal”. En misma línea que Poletto, la importancia de la unión, según Pacheco, es la fuerza que se necesita en tiempos donde el sector vive una crisis debido al contexto de recesión económica: “Hoy vinieron a la charla más de 30 cooperativas. Esto concreta que la unión es posible y nos falta, desde el campo popular, y cooperativo en general, mayor integración social para personas que fueron expulsadas de un sistema laboral agresivo, que sólo absorbe personas sin dificultades físicas o económicas. Hoy, sabemos, no es buena la situación política, pero vamos a poder afrontarla si nos mantenemos juntxs”.