Una huella que marca el camino hacia la integración

El 24 de marzo, la novedosa Empresa Social La Huella, carpintería que funciona en el Hospital Borda, marchó junto a Fedecaba por Memoria, Verdad y Justicia. La locura de las Madres nos inscribió en la historia, que también construimos con autogestión en la salud mental.
La idea de locura está asociada a un concepto cerrado de normalidad. Y la normalidad está al servicio de la ideología dominante. Para los militares que llevaron a cabo el golpe de Estado de 1976, la locura eran las madres. Las locas de la plaza, llegaron a llamarlas. Que actualmente los representantes de la oligarquía hayan alcanzado el poder a través de las urnas, denota una gran incongruencia en la memoria de los argentinos. En la época de la dictadura, había un problema de salud mental colectivo. La situación de violencia por parte de los militares y el profundo miedo en todos los argentinos, enfermó muchísimo a la sociedad. El miedo era pánico.
Según el psicólogo social Federico Bejarano al día de la fecha se ha dado un gran salto con respecto a la concepción que se tenía durante la dictadura en relación a la locura. “El gran salto tuvo que ver con el proceso que atravesó el sector de Salud Mental en los últimos años, al recuperarse leyes y al transformarse el acceso a los derechos”, expuso.
Bejarano forma parte del personal del Hospital Borda y además es miembro de La Huella, la primera cooperativa social de Argentina y de América Latina compuesta íntegramente por usuarios del servicio público de Salud Mental. Como responsable legal, coordina el espacio e impulsa este tipo de estrategias de innovación social. “Desde adentro de La Huella no sólo programamos el trabajo, publicitamos lo que hacemos y construimos un mercado, sino que además tratamos de que el trabajador gane ciudadanía, es decir, que participe de la práctica sociopolítica, del aparato público y de la historia del país”, expresó el agente público.
A la hora de conseguir empleo e insertarse en el mercado laboral, las personas que conforman La Huella tienen una desventaja en relación al resto de la comunidad de trabajadores. Es así que esta cooperativa, que se dedica a la producción y la restauración de muebles, engloba un concepto nunca antes visto: El de la cooperativa en clave de estrategia social de integración.
La conmemoración del pasado 24 de marzo tuvo para los integrantes de La Huella un significado muy especial. Uno de los socios de la cooperativa asistió por tercera vez en su vida a una movilización de este tipo. Hernán tiene 60 años y en el pasado había ido a otras dos marchas: Una en el ‘71, con la Unión de Estudiantes Secundarios, y otra en el ’72, el día que el General Juan Domingo Perón volvió del exilio. Según Bajarano, que el viernes Hernán haya ido a marchar con el resto de los ciudadanos significa que pudo recuperar una parte de la militancia política que había tenido en su juventud. “El acontecimiento fue posible gracias a la estrategia cooperativista y de integración que venimos desarrollando en La Huella desde 2006”, expresó.
Bejarano manifestó que la persistencia de un sistema organizativo les da más autonomía a las personas que necesitan tratamiento y hace que requieran de menos cuidado por parte de las familias y de las instituciones. Asimismo, hizo hincapié en el altísimo gasto que requiere tener una persona internada. En este sentido, afirmó que “es más inteligente que el Estado no restrinja -como pretende hacerlo el macrismo-, sino que facilite que las cooperativas existan. La Huella, en vez de producir gastos, genera ingresos”.
La primera Ley Nacional de Salud Mental fue sancionada en el año 2010 y reglamentada en 2013. En ella ya se hace alusión al mundo de las cooperativas sociales y a un sistema de salud mental vinculado a lo comunitario y a la problemática del consumo. Al respecto, Bejarano manifestó que “hoy nos encontramos ante un cierto retroceso respecto a la ley. Falta la implementación y queda mucho por lo que luchar. Pero ha habido avances jurídicos muy importantes, como es el acceso al monotributo social y la resolución N°3026 del I.N.A.E.S., que a nosotros nos permitió formar esta cooperativa”.
A través de la existencia de dispositivos de inclusión social como La Huella, al paciente con necesidad de asistencia psiquiátrica de a poco empieza a considerárselo como un trabajador más que pude formar parte de un circuito laboral. En este sentido, Bejarano remarcó la importancia de incentivar el cambio de sensibilidad social: “Con dispositivos adecuados, la persona con discapacidad psicosocial puede trabajar”.